Se notaba en los rostros de los costaleros que no era un día cualquiera. Volvían a meterse debajo de los pasos que el próximo Miércoles Santo saldrán a las calles de Sevilla. A las órdenes los hermanos Gallego.
Se notaba en los rostros de los costaleros que no era un día cualquiera. Volvían a meterse debajo de los pasos que el próximo Miércoles Santo saldrán a las calles de Sevilla. A las órdenes los hermanos Gallego.
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